Este pueblo fundado en 1616 es un paraíso terrenal, a 1 hora y 40 minutos de Maracay, se encuentra uno de los pueblos más atractivos de la geografía venezolana el cual conjuga mar Caribe, con altos cerros de abundante vegetación adentrados en el «Primer Parque Nacional Rancho Grande de Venezuela», como los es el Henry Pittier, que acercan las aguas de variados ríos las costas del pueblo.
Choroní no sólo es ríos y hermosas playas. Choroní, rico en tradición cultural, producto de la mezcla de razas, es también cuna de la primera beata de Venezuela como lo es nuestra Beata Venezolana la Madre María de San José. Este gran pueblo está adornado de calles coloniales e innumerables sitios históricos.
El majestuoso parque nacional «Henry Pittier» ofrece a través de la carretera en medio de frondosos bosques, otra alternativa de ensueño como es llegar al «paraíso turístico de Aragua» Choroní. Viajar a esa pintoresca población regional sin conocer su historia, es no haber entrado de lleno al fondo del corazón de su gente.
Cuenta la vieja leyenda que «la apacible vida en el caserío de Los Choroní es interrumpida violentamente por unos extraños hombres barbudos que vienen del mar. La presencia de estos hombres vestidos en una forma inusual, deja atónitos a todos los miembros de la tribu. Desde ese mismo momento su vida es transformada, son perseguidos, vejados, esclavizados, sin comprender lo que ocurre.
Los Churuní inician la guerra contra el español invasor. Son aplastados, el conquistador es más fuerte. La tristeza se apodera del indio que todo ha perdido: su casa, mujer, libertad y hasta su nombre. Ahora los llaman Choroní. Es repartido como objeto, en el sitio que antes era de él. Es esclavo, en donde antes era libre. El amado cacique es sustituido por el déspota y odiado comendero.
Al llegar los misioneros, la vida del indio es más soportable, deberá cambiar sus creencias y aceptar la del hombre blanco. La llegada del esclavo africano, suaviza sus labores agrícolas. Para 1616 ya había en Choroní una doctrina de indios con su iglesia a cargo del Fray Pedro Buitriago y gran parte de los indios encomendados al capitán Diego de Ovalle, habían establecido sus casas alrededor del templo, en 1622 el caserío es oficializado como pueblo, bajo la advocación y nombre de «San Francisco de Paula» por el juez poblador, teniente Don Pedro Gutiérrez y el vicario Pbro. Gabriel de Mendoza.
Con el tiempo el pueblo pasa a llamarse «Santa Clara Asís» y en 1964 ostenta el nombre de «Santa Clara del Valle de Choroní», siendo conocida como Choroní. Los primeros habitantes antes de lo que después se denomino como el Valle de Choroní o Costa Abajo, fueron los naturales o posteriormente llamados Indios de origen caribe, los cuales se hallaban a lo largo de la región de la Costa de Venezuela. Siendo la mayoría de los caribes nómadas y muy poco semi-sedentarios, es de suponerse que los que se asentaron en el Valle de Choroní, fueran de esta ultima clasificación.
Estos estaban organizados en grupos de familias consanguíneas que se dedicaban a la pesca, la caza y recolección, teniendo un perfecto dominio también de las embarcaciones como (canoas y piraguas), y del arco y la flecha. Los que llegaron a radicarse definitivamente en ese lugar, una vez logrado ese sitio, desarrollaron la agricultura itinerante de frutos y raíces, como plátano, yuca y maíz, etc. Ejercieron también el comercio de truque con otras tribus interioranas, mediante el cambio de sal u otro producto, por algunos de los renglones de lo que producían aquellos.
En este orden de ideas, uno de los primeros españoles en poseer una encomienda en el Valle de Choroní, fue el Capitán Lázaro Vásquez, la que posiblemente se la otorgó el conquistador Don Diego de Lozada; pues no hay una fecha cierta sobre esto; sólo se conoce que dicha encomienda, se la cedió a su hija doña María Vásquez de Rojas, esposa del Capitán Don Diego de Ovalles, de origen portugués. Dicha encomienda contaba con 40 indios y producía 2.000 pesos al año.
Un hecho que cabe destacar, es la existencia allá en Choroní de un cultivo de cacao ya organizado en 1616. En los valles de la costa de mar existió desde siempre el cacao silvestre, que los indios aprovechaban en forma primitiva. Lo recogían en los dispersos cacahuales en la espesa fronda de la selva, y lo beneficiaban, usándolo como moneda de trueque y sobre todo en la bebida que llamaban «chorote».
Seguramente ese cacao debía ser de la estirpe del después famoso cacao «Chuao», variedad que se encontraba en esa zona aragüeña, distinta de las de otras regiones llamadas cundeamor, zambito, angoleta, cojón, etc. Cuando el producto comienza a popularizarse en Europa y adquiere un valor comercial, los encomenderos dejan a un lado la recolección silvestre y organizan el cultivo en forma racional. Así lo hace el Capitán Diego de Ovalle en Choroní, y también oros encomenderos en sus respectivos valles. Es claro que la dicha arboleda de cacao de Ovalle, por la misma lentitud de su crecimiento, no se levantó en ese preciso año de 1616, sino que losesfuerzos debían haber comenzado unos años atrás.
Choroní Tierra de Gracia que el Sol Temprano Matiza
Publicado por, Emilio Alonso A.