Todos conocen al monumento que embellece a la capital venezolana y muchos otros rincones de nuestro país, pero ¿Sabemos de dónde proviene la historia de María Lionza?
Según cuentan las leyendas venezolanas, en la época de la conquista, un jefe de los indígenas kaketíos, de lengua arawak, en el Edo. Yaracuy, tuvo relaciones con una mujer blanca y de esta unión nació una hermosa hija de ojos claros.
Pero según la tradición y costumbres de los kaketíos, se dice que una niña de ojos claros trae mala suerte y destrucción a su comunidad, por esta razón se ordenaba matar a un ser humano con estas características.
El padre, aunque era jefe de la tribu y respetaba sus costumbres, no tuvo el valor de matar a su hija, sino que la recluyó en una choza que estaba custodiada por veintidós guardianes guerreros y no podía salir fuera de su casa.
La niña poco a poco fue creciendo y su belleza aumentó también. Un día decidió esperar que los guardias se durmieran y salió de su escondite hacia el río. Nunca había vista el sol y salió en pleno mediododía, por lo cuál estaba totalmente deslumbrada.
Decidió ir a la laguna, donde por primera vez vio reflejado su rostros en las quietas aguas de la laguna. En vez de ver sus ojos, vio dos grandes cavernas ¡El espíritu acuático de la serpiente anaconda quién se la tragó! Desapareciendo inmediatamente en las profundidades de la laguna.
La anaconda engordó tanto con María Lionza, que desbordó el río, inundando todo el valle y la tribu de los kaketíos desapareció. Luego de eso, la serpiente reventó y la jóven salió del vientre convirtiéndose en una diosa de las aguas, protectora de los animales, dueña de la montaña y madre de las cosechas.
Desde ese momento muchos creyentes venezolanos creen y le rinden culto a esta deidad, mezclándose ritos y creencias católicas, indígenas y africanas
Información de Enciclopedia «Venezuela para jóvenes»
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