Patinatas Navideñas: diciembre sobre ruedas en Venezuela

¿Quién no recuerda las Patinatas Navideñas? Para muchos venezolanos, la Navidad no se entiende sin calles cerradas, música sonando a todo volumen y niños estrenando patines bajo las luces decembrinas. Es una imagen cargada de alegría, comunidad y tradición.

Los patines, protagonistas indiscutibles de esta fiesta, tienen una historia que comienza lejos de Venezuela. El primer patín sobre ruedas fue patentado en 1760 por el inventor belga John Joseph Merlin. Era un diseño sencillo, poco práctico, pero sentó las bases de todo lo que vendría después.

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Patines clasicos – Foto:RyanMcGuire – Pixabay

El gran salto llegó en 1863, cuando James Plimpton, en Estados Unidos, creó un modelo de cuatro ruedas con mayor estabilidad y ejes independientes. Gracias a este avance, el patinaje sobre ruedas se popularizó rápidamente y se extendió por Europa y el resto del mundo.

Durante el siglo XX, los patines se volvieron comunes entre niños y jóvenes. En Venezuela eran pesados, de hierro, ruidosos y ajustables a varias tallas. Duraban años. En las décadas de 1970 y 1980 convivían distintos modelos: los clásicos metálicos, los de bota plástica y los primeros patines en línea. Fue precisamente en esos años cuando las Patinatas Navideñas alcanzaron su mayor popularidad.

Patinatas y Misas de Gallo: fe y celebración

Esta tradición no surgió aislada. Está estrechamente ligada a las Misas de Gallo o Misas de Aguinaldo, celebraciones católicas nocturnas muy arraigadas en Venezuela desde los años 40. Mientras los adultos asistían a la iglesia, los jóvenes salían a patinar por las calles, dando origen a una costumbre espontánea y festiva.

La Misa del Gallo, cuyo origen se remonta al siglo V, conmemora el nacimiento del Niño Jesús. En Venezuela, el regreso a casa tras la misa se transformó en fiesta: luces, parrandas, comida y vecinos compartiendo en la calle. De ese ambiente nacieron las patinatas como celebración popular.

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Una fiesta comunitaria única

Las Patinatas Navideñas son celebraciones públicas que se realizan en calles y avenidas cerradas durante diciembre. Niños y adultos disfrutan de música, gaitas, aguinaldos y villancicos, mientras los más pequeños estrenan los regalos del Niño Jesús: patines, bicicletas o patinetas.

Más que patinar, se trata de compartir. La calle se convierte en punto de encuentro. Familiares, amigos y vecinos celebran juntos. El esparcimiento es lo principal y la sensación de comunidad lo envuelve todo.

Esta tradición llegó a ser tan llamativa que ha sido incluida en listas de las costumbres navideñas más curiosas del mundo. Para muchos extranjeros resulta sorprendente que, durante años, en ciudades como Caracas se cerraran calles completas en Nochebuena para que la gente patinara, incluso rumbo a la iglesia.

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Recuperar las patinatas naviideñas, aunque sea a menor escala, es volver a ponerle ruedas a la alegría decembrina y recordar que, al menos una vez al año,.

Las patinatas hoy

A partir de los años 90, el uso de patines comenzó a disminuir frente a otras formas de ocio. Sin embargo, las patinatas no desaparecieron. Hoy se mantienen vivas, aunque a menor escala, en urbanizaciones cerradas y comunidades organizadas.

Las Patinatas Navideñas siguen teniendo el mismo propósito: celebrar la llegada de la Navidad en compañía. Son memoria, identidad y una forma muy venezolana de vivir diciembre. Porque, aunque el país cambie, la alegría sobre ruedas sigue siendo parte de nuestra historia.

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