Cuando la época decembrina llega, también llega el espíritu de compartir en familia, con los amigos y con aquellos que apenas estamos conociendo; en ese espacio de unión y celebración siempre nos acompaña el conocido dulce de lechosa, tan tradicional como delicioso y que deleita el paladar de propios y extraños.
Y es que al revisar la historia, la misma cuenta que entre los oficios realizados tradicionalmente por las mujeres en Venezuela desde finales del siglo XIX, se encuentra la elaboración de dulces. Era normal encontrar a las vendedoras que recorrían las calles con una canasta llena de variedad de ellos, donde el protagonista era el dulce de lechosa.
En la región llanera, en donde esta fruta es muy producida, se dice que nace la tradición del dulce de lechosa y que adoptaron este como un acompañante que serviría de postre en las cenas navideñas, costumbre que luego se extendería por todo el país, convirtiéndose en un ícono de la tradición navideña venezolana.
La chayota: maravillosa para hacer dulce
Muchos no tienen conocimiento de que con la chayota también se puede hacer dulce, por ejemplo, uno con las características del de lechosa, el cual resulta mucho menos calórico que el tradicional.
Si se consume en abundancia esta fruta, la ingestión de proteínas puede ser elevada; la misma también tiene un bajo contenido en almidón, razón por la cual además se le llama “papa dietética”. Del mismo modo, está especialmente indicada para ayudar a la circulación, en la diabetes, en enfermedades del estómago y, por su efecto diurético, actúa contra la retención de líquidos.
No solo se puede consumir el fruto, sino que también se aprovechan sus hojas y raíces. Las hojas son empleadas en infusiones, mientras que las raíces pueden emplearse en reemplazo de las papas.
