En el corazón del estado Lara, la Iglesia Santa Rosa, ubicada en la avenida principal de la calle Bolívar de Barquisimeto, alberga una de las manifestaciones más representativas de la religiosidad y la cultura venezolana: la veneración a la Divina Pastora. Este símbolo de fe trasciende fronteras y generaciones, siendo un elemento integral de la identidad larense y un punto de encuentro para miles de fieles cada año.
La Imagen de la Divina Pastora
La figura de la Divina Pastora es una obra de arte religiosa adquirida entre 1715 y 1724 en Sevilla, España. Es una imagen articulada, con la cara, las manos y los pies tallados en madera, recubiertos de yeso y pintados con detalles que le otorgan una expresión serena y gentil. La virgen está representada en posición sedente, con la cabeza ligeramente inclinada hacia su izquierda. Lleva una larga cabellera y un vestuario completo que incluye traje, zapatos y sombrero, atributos que realzan su apariencia agraciada y natural. En su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, mientras que con la mano derecha empuña un báculo de metal, símbolo de su labor pastoral.
Esta representación de la Virgen María no solo es un objeto de admiración por su belleza, sino también un testimonio de la devoción mariana que floreció en Venezuela durante el siglo XVIII, momento en el que la religiosidad popular adoptó las imágenes pastoriles traídas desde Europa.
La Procesión Más Grande del Mundo
Cada 14 de enero, la imagen de la Divina Pastora es adornada y embellecida para una procesión que recorre las calles de Barquisimeto, atrayendo a peregrinos de todo el país y del extranjero. Este evento, instituido en 1856 durante una rogativa por el fin de una epidemia de cólera, se ha convertido en la procesión mariana más grande del mundo, superando en magnitud a las celebraciones de la Virgen de Guadalupe en México y la Virgen de Fátima en Portugal. La peculiaridad de esta procesión radica en que la imagen de la Divina Pastora abandona su templo y recorre las calles, acercándose al pueblo que la considera la «Madre de Todos».
Impacto Cultural y Social
La devoción hacia la Divina Pastora no se limita al ámbito religioso; también está profundamente arraigada en la vida cotidiana del estado Lara. En Barquisimeto y el pueblo de Santa Rosa es común encontrar hospicios, conventos, negocios y viviendas que llevan su nombre. Además, muchas personas adoptan los nombres de «Pastor» o «Pastora» en honor a la virgen.
Históricamente, la Divina Pastora ha sido enaltecida por figuras clave como el padre Bernal y el padre Macario Yépez, quienes promovieron su devoción y consolidaron su lugar en el corazón del pueblo larense. Hoy, su imagen descansa en un nicho especial en el altar mayor de la Iglesia Santa Rosa, cuidada celosamente por los santarroseños.
Un Legado Vivo
La Divina Pastora es más que una tradición religiosa; es un símbolo de esperanza, bondad y unidad para los venezolanos. Su procesión anual es una demostración de fe y un recordatorio de los valores que unen a la comunidad. Cada año, el recorrido de la virgen por las calles de Barquisimeto renueva la fe de los fieles y refuerza su papel como patrona y protectora del pueblo.
En definitiva, la historia y devoción a la Divina Pastora forman parte esencial del patrimonio cultural y espiritual de Venezuela, convirtiéndola en un legado que perdura y trasciende generaciones. Si alguna vez visitas el estado Lara, no dejes de conocer la Iglesia Santa Rosa y ser parte de esta emotiva experiencia de fe.