Nuestra Señora Mariana de Caracas: una historia olvidada.

Caracas no siempre fue solo Caracas. Hubo un tiempo en que la ciudad llevó un nombre lleno de devoción, símbolo de una profunda identidad religiosa y cultural: Ciudad Mariana de Santiago de León de Caracas. Hoy, ese título permanece relegado a los documentos antiguos, pero su historia sigue viva en la memoria de quienes buscan entender los orígenes espirituales de la capital venezolana.

Este artículo quiere rescatar esa historia. No es una crónica cualquiera: es un viaje al alma de una ciudad que alguna vez se reconoció como tierra consagrada a María. Y lo hacemos de la mano de su protagonista olvidada: Nuestra Señora Mariana de Caracas.

 

Un culto nacido de la necesidad y la fe

En el siglo XVII, Caracas atravesaba tiempos convulsos: epidemias, terremotos, sequías y plagas azotaban a la ciudad de manera cíclica. En medio de esas crisis, la población buscó amparo en lo divino. Ya contaban con santos patronos para cada amenaza —San Jorge para las cosechas, Santa Rosalía para la peste, San Sebastián, entre otros—, pero aún sentían la falta de una figura maternal que personificara la protección celestial sobre la ciudad entera.

Fue así como, en 1763, y bajo el impulso del obispo Diez Madroñero, se promovió oficialmente el culto a la Virgen bajo una nueva advocación: Nuestra Señora Mariana de Caracas. No era solo un nombre. Era una declaración de identidad espiritual.

El origen del título: Ciudad Mariana de Caracas

En ese mismo año, el Ayuntamiento de Caracas, profundamente influido por el fervor mariano, solicitó al rey Carlos III tres cosas muy concretas:

  1. Que todos los funcionarios públicos juraran defender la pureza de María.
  2. Que se añadiera al escudo de la ciudad una orla con la frase «Ave María Santísima de la Luz, sin pecado concebida».
  3. Que se construyera un oratorio público para venerar su imagen.

El rey accedió. Y así, por Real Cédula del 6 de noviembre de 1763, Caracas fue autorizada a titularse como «Ciudad Mariana». A partir de entonces, documentos oficiales, actas religiosas y correspondencia civil comenzaron a referirse a la capital como la Ciudad Mariana de Santiago de León de Caracas.

Un retablo como símbolo: la imagen de la Virgen

La representación visual de esta nueva advocación no tardó en llegar. Un retablo —un cuadro pintado sobre lienzo— fue elaborado con gran simbolismo. En él aparece la Virgen María coronada, suspendida en el cielo y extendiendo sus brazos hacia la ciudad de Caracas, como gesto de protección.

En el retablo destacan también:

  • La ciudad de Caracas con sus torres originales.
  • El escudo concedido por Felipe II.
  • Un cortejo de personajes santos vinculados con la historia local:
    • Santa Ana, madre de María y patrona de la Catedral.
    • El Apóstol Santiago, patrón de la ciudad.
    • Santa Rosa de Lima, patrona del Seminario fundado en 1673.
    • Santa Rosalía, protectora contra la peste.
    • Ángeles y querubines portando letanías y guirnaldas.

Este retablo no solo representaba la Virgen, sino que sintetizaba la memoria colectiva y espiritual de Caracas durante sus dos primeros siglos.

El auge y caída de un fervor

Durante más de un siglo, la devoción a Nuestra Señora Mariana fue parte del pulso cotidiano de la ciudad. En especial, el retablo instalado en la esquina de la Catedral Metropolitana se convirtió en un punto de encuentro de fe. Desde el toque de oraciones hasta entrada la noche, los caraqueños se congregaban a rezar y a encender luces en su honor.

Sin embargo, todo cambió a finales del siglo XIX. Con la demolición del templo de San Pablo en 1876 y la capilla de la Caridad, el culto mariano comenzó a diluirse. El retablo fue retirado de su ubicación original y trasladado al Museo de Caracas, alejando el culto de la vida diaria. Para finales del siglo, la devoción prácticamente había desaparecido. El nombre «Ciudad Mariana» dejó de usarse, sobreviviendo solo en archivos históricos y actas eclesiásticas.

¿Dónde está hoy Nuestra Señora Mariana de Caracas?

El retablo original, cargado de historia y espiritualidad, se encuentra actualmente en la Galería de Arte Nacional. Aunque ya no preside ninguna esquina iluminada ni recibe plegarias diarias, sigue siendo un testimonio visual de una Caracas profundamente mariana.

La figura de Nuestra Señora Mariana de Caracas no solo representa una advocación religiosa más. Es un reflejo de cómo una ciudad se reconocía vulnerable, espiritual y protegida. Una identidad que, si bien fue silenciada por los siglos, aún puede hablar fuerte en el corazón de sus habitantes.

Caracas, más allá de lo evidente

¿Sabías que Caracas fue alguna vez «Mariana»? ¿Que tuvo una Virgen propia, construida por el consenso de su gente? Esta historia no está en los libros de texto ni en las visitas guiadas al casco histórico, pero vive aún en documentos, en arte y en la memoria cultural.

Recuperarla no es solo un ejercicio de nostalgia. Es también una manera de comprender la relación espiritual que Caracas ha tenido con su gente. Y quizás, de darle una nueva vida al legado de Nuestra Señora Mariana de Caracas.


Un nombre que merece ser recordado

Hoy Caracas se enfrenta a desafíos muy distintos a los del siglo XVIII. Pero como en aquel entonces, su gente sigue buscando luz, protección y sentido. Tal vez sea tiempo de mirar al pasado y redescubrir símbolos que una vez dieron esperanza y unión.

Porque en el nombre de Nuestra Señora Mariana de Caracas hay algo más que devoción: hay historia, hay ciudad, hay identidad.


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