Si estás buscando un destino que combine historia viva, espiritualidad, arte popular y naturaleza, San Francisco de Yare es ese lugar que no sabías que necesitabas visitar. Ubicado en el estado Miranda, en pleno corazón de los Valles del Tuy, este pueblo es el epicentro de una de las tradiciones más impactantes, coloridas y profundamente venezolanas: los Diablos Danzantes de Yare.
Declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, esta celebración es mucho más que una danza: es un pacto entre la fe y la identidad, una batalla simbólica entre el bien y el mal… y una experiencia que ningún viajero debería perderse.
Un origen ancestral con raíces indígenas y coloniales
El nombre San Francisco de Yare combina lo espiritual y lo ancestral: «San Francisco» en honor al santo patrono San Francisco de Asís, y “Yare”, en memoria del cacique Yare, un guerrero indígena de la nación Tomuza, símbolo de resistencia y linaje. Este líder fue el bisabuelo del legendario cacique Yara.
La historia de este pueblo está cargada de misticismo y leyendas, como aquella que cuenta cómo, durante una sequía en 1740, los esclavos prometieron vestirse de diablos si la lluvia regresaba… y llovió. Desde entonces, cada año, durante el Corpus Christi, se cumple esa promesa en una manifestación donde el diablo se arrodilla ante el Santísimo Sacramento.
Diablos que danzan por devoción: el ritual del Corpus Christi
La festividad tiene lugar entre mayo y junio, en fecha móvil. Comienza el miércoles de Corpus Christi, con un velorio del Santísimo Sacramento al pie del Calvario. En la Casa de los Diablos, los promeseros —devotos vestidos de demonios— se reúnen para recibir instrucciones, cantar fulías y prepararse espiritualmente.
Al día siguiente, jueves de Corpus Christi, la iglesia de San Francisco de Yare se llena desde temprano. A las 10:00 a.m., los diablos, vestidos con trajes rojos, máscaras espectaculares y colmados de cruces de palma bendita, bailan frente al altar. La danza no es improvisada: está cargada de símbolos, pasos rituales, y un ritmo marcado por la caja, las maracas y los cencerros.
Los diablos se mueven sin darle la espalda al Santísimo. Se arrodillan, se cruzan en semicírculo, danzan en procesión… hasta que, en un acto de humildad, son bendecidos por el sacerdote, sellando así el triunfo del bien sobre el mal.

Más que máscaras: un arte transmitido con orgullo
Cada máscara es una obra de arte. Hechas de papel maché, cartón, pintura viva y cuernos, las máscaras reflejan la jerarquía del portador, su creatividad, y su vínculo con la tradición. Lo fascinante es que esta artesanía se transmite de generación en generación, como lo demuestra el Taller Morgado, donde por más de 50 años se ha enseñado y perfeccionado el arte de hacer máscaras. Los trajes, los movimientos, la música… todo forma parte de una liturgia danzante que es tanto devoción como espectáculo. En Yare, cada detalle importa. Cada promesa tiene un peso sagrado.
Yare más allá de la danza: una ruta turística rica en historia y naturaleza
- Museo Casa de Bolívar: Un tesoro colonial donde vivió Simón Bolívar en 1809. Declarado Monumento Histórico Nacional, aún conserva su arquitectura original: muros de tapia, techo de teja y un amplio patio central. Aquí se respira historia patria.
- Casa de los Diablos y Taller del Mocho Sanoja: Espacios ideales para conocer más de cerca la preparación, la indumentaria y la historia de esta expresión cultural única.
- Templo Parroquial de San Francisco de Padua: Un ícono arquitectónico del pueblo, ideal para fotografías panorámicas y conexión espiritual.
- Parador turístico y Casa de la Cultura: Aquí podrás adquirir artesanías locales, apreciar el trabajo de artistas del municipio Simón Bolívar y disfrutar de exposiciones y eventos.
- Gastronomía mirandina en Bar La Torre: Después de tanta emoción, hay que llenar el estómago. Prueba platos típicos como el sancocho, la cachapa con queso de mano o los dulces criollos acompañados con guarapo o papelón con limón.
- Un rincón natural que sorprende: Embalse Lagartijo: A solo 4 kilómetros del pueblo está el Embalse Lagartijo, un paraíso para quienes buscan esparcimiento natural. Ideal para practicar kayak, hacer picnic o simplemente desconectar. Rodeado por áreas verdes y equipado con piscinas, churuatas, parrilleras y zonas recreativas, es perfecto para pasar el día en familia. Incluso cuenta con un inmueble histórico: la churuata presidencial, construida en piedra, con chimenea y parrillera incluida.

Vive Yare con los cinco sentidos
Visitar San Francisco de Yare es mucho más que un viaje: es una inmersión en una tradición centenaria que une a la comunidad, emociona al visitante y recuerda que en Venezuela, la fe se baila.
Ya sea que vengas por la historia, el arte, la naturaleza o la devoción, Yare te recibe con los brazos abiertos, con tambores sonando y el alma vibrando.
¿Cómo llegar?
San Francisco de Yare está ubicado a tan solo una hora y media de Caracas. Se puede llegar en carro particular, por la autopista regional del centro (ARC), tomando la vía hacia los Valles del Tuy. También hay opciones de transporte público desde Caracas y Charallave.
Recomendaciones para tu visita
- Llega temprano el jueves de Corpus Christi para disfrutar de la misa y la danza.
- Respeta las normas de la Cofradía y sigue las indicaciones de los capataces.
- Lleva ropa cómoda, protector solar y mucho entusiasmo.
- ¡No olvides tu cámara! Este es un lugar donde cada imagen cuenta una historia.
¿Estás listo para dejarte llevar por la magia de los Diablos Danzantes de Yare?
Ven a vivir la fuerza de la fe, el orgullo de la tradición y la belleza de un pueblo que mantiene encendida la llama de su cultura. San Francisco de Yare te espera con el ritmo del tambor y la sonrisa de su gente.