Muchos pensamos en Venezuela como el país de las oportunidades, de la arepa y de unos buenos tambores a la orilla de la playa. Pero esta bendecida tierra latinoamaricana comenzó su historia hace miles de años y gracias a esas tradiciones y culturas, somos ese pueblo tan característico a nivel mundial.
El hombre apareció en el hoy territorio venezolano hace unos 16.000 años. La población más antigua fue la de recolectores y cazadores del grupo denominado amazónico, que se presume que habitaron la Guayana y los Llanos. El grupo denominado circuncaribe pobló la región costera y eran recolectores, cazadores y pescadores. Una tercera parte de la población fue representada por los agricultores que se esparcieron por todo el territorio nacional.
Estos primeros aborígenes venezolanos tenían unos rasgos muy diversos. Su altura variaba desde los altos otomacos y caribes hasta los de baja talla como los ayamanes en el valle de Quíbor. En cuanto a su contextura, algunos eran gruesos y corpulentos y otros flacos. Lo que sí los unificaba era su cabello lacio negro y grueso. Eran lampiños por naturaleza y tenían ojos medianos, pestañas negras y muy pobladas. Las narices eran anchas y los pómulos pronunciados.
En cuanto a su economía y alimentación, sus actividades tenían a satisfacer las necesidades básicas, como la recolección, la caza y la pesca. Además la agricultura era la actividad que presentaba la mayor evidencia de desarrollo. Los grandes cultivos eran de yuca dulce, maíz, papa, apio o frijoles. Los Timoto-Cuicas eran los más avanzados «tecnológicamente» para su agricultura, por ejemplo, el agua era conducida por largas cañerías de piedra y además se almacenaba en estanques. Los alimentos se conservaban en depósitos para su posterior uso.
Este fue el origen de nuestros indígenas venezolanos, el origen real de nuestras tradiciones, que luego fue enriquecida por el hombre blanco y el hombre negro, que es el secreto real de esa diversidad cultural tan grande.
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