Para muchos ya forma parta de una historia casi olvidada, pero Venezuela ya ha sido bendecida en dos oportunidades por la visita del representante máximo de la Iglesia Católica. La primera en 1985 presidida por el Papa Juan Pablo II.
Jaime Lusinchi fue el mandatario que recibió a Karol Wojtyla en Venezuela la tarde del 26 de enero de 1985, fecha en la que el Vicario de Cristo pisaba por primera vez suelo venezolano. La vía Maiquetía-Caracas rebosaba de feligreses que querían ver al Papa.
Durante 3 días, desde el 26 hasta el 29 de enero de 1985, permaneció el conocido como «Papa amigo» en territorio venezolano. Grandes concentraciones eucarísticas se realizaron en Montalbán (Caracas), Grano de Oro en Maracaibo, La Hechicera en Mérida y en Alta Vista en Ciudad Guayana. Todas estas pusieron de relieve el sentir religioso popular y la sincera acogida al pastor de la iglesia.
Además otro de los hechos importante fue la entrevista privada realizada con el Presidente de la República y participó en varios encuentros con los obispos, la colonia polaca, empresarios e incluso representantes de otras religiones.
En el Estadio Universitario el Pontífice recibió el emocionado homenaje de la juventud y siempre
llevando fuertemente sus temas centrales de su discurso, la familia, el trabajo y la educación. Su devoción a la Virgen María fue también una constante en sus palabras.
En su despedida reiteró el sentido primordial de su visita:
«Venezolano, renueva tu fe. Y llévala a tu vida personal, a la familia, al empeño por la justicia, a la solidaridad con el pobre y con quien sufre».
Todo venezolano tiene en su memoria una imagen clave de esta visita: nuestro adorado Tío Simón, regalándole un cuatro en las manos del Papá. Para mucho un signo de la verdadera venezolanedidad, un primer encuentro que tuvieron en tierras caraqueñas que hoy continúan en un plano más trascendental.
